lunes, 20 de julio de 2009

UN RINCON DE ALHAJA


Desde el lujurioso rincón que me ve pasar las horas ante un trago de cualquier cosa, desde el recodo que forma el pequeño paraíso ensombrillado y naranja, desde la ventana abierta a una libertad que no existe, desde allí, observo las noches de luna, o sin ella, oteo el humo en forma de volutas que se expande negándose a irse de forma voluntaria; escucho el sonido de las notas que flotan entre las bóvedas del techo.
Desde sus pasillos clavo los tacones del tiempo, deambulo sonámbulo y curioso por la abultada pared de sus interiores, recelo mientras miro al infinito de una hilera de botellas colocadas a mi derecha. Luego, se aplaca el rugido de la gente en movimiento como si volviesen a una vitrina de aquel lugar, como si la amenaza del día presionase al abandono del fresco de los callejones. Desde un rincón, apenas sin hacer ruido, desde un rincón, me quedo mirando el tiempo ante un vaso que la luna llena me dejo vacío.

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